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Furgodudas

El viaje, la cocina, la ducha y el baño


Mientras Tana y yo esperábamos a Ger afuera del polideportivo de Guernica, me puse a pensar que viajar lento (dígase viajar por mucho tiempo, disfrutando los días sin un cronograma fijo) consume más tiempo del que pensaba. Voy a explicarme: aquello que damos por sentado en casa, en viajes así es lo más "difícil". Cocinar o ir en búsqueda de comida te lleva un buen rato. Comer en un restaurant es 3 veces mas caro (por decir algo) que cocinarse. Por ejemplo se gasta tranquilamente 15 euros por persona en unas tapas y dos bebidas y con ese mismo dinero se compra para tres buenas comidas en el super. Es clave organizarse: Donde vamos a parar? Se puede sacar mesa y camping gas?, cuantos días vamos a estar lejos de un super?, tenemos que elegir cosas que se cocinen rápido para que rindan las botellitas de gas, tenemos que saber cuánto va a durar el hielo para que lo que llevemos no se ponga malo. Y luego cada vez: sacamos todo, cocinamos, lavamos, volvemos a meter todo en la furgo. Y así.


Sobre los otros esenciales…

Quien no desea una ducha al final del día, cuando volvemos de una actividad? O caminar solo unos metros hasta el baño a mitad de la noche, cuando estamos dormidos y nos bebimos unas cuantas cervezas durante la cena?

Entonces el baño y la ducha es algo que durante el viaje en furgo nos requiere algo de investigación y desplazamiento para conseguir baños públicos, un polideportivo municipal, camping, estaciones de servicio donde descansan los camioneros, o duchas en la playa.

En Euskadi, por ejemplo, se paga 1 euro para entrar al vestuario de la playa y ducharse con agua caliente. Es de otro mundo y nos salvó de ir a camping pudiendo disfrutar de un parking de autocaravanas a 15 minutos del centro.


Luego queda la “rancheada”. Le llamamos así a ducharse al aire libre en bañador. Esta ultima opción hay que llevarla acabo con criterio, ya que en Europa no esta permitido ducharse y tirar químicos en cualquier lado. La nuestra fue un día de infierno a las 3 de la tarde que seguíamos quemados de la caminata del Congost de mont rebei y decidimos ducharnos en la rejilla de descarga de aguas grises del área de autocaravanas. El agua la sacamos del baño con un diseño digno de ingeniero, cortando una botella y llenando el cubo plegable (palangana para los argentinos) y otras botellas. Esa ducha supo a gloria. No olvidare jamás que ese bochorno fue la antesala de una tormenta con piedras tamaño pelotita de ping pong.



Por último, pero no menos importante… bendita seas naturaleza! Como es que no sabía y me daba vergüenza la fácil técnica del regado de plantas? Sin esta última no habría sobrevivido a los 4 meses de viaje.



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